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Al final una buena vida está llena de actos sinceros.

Autor: Raymundo Fortuny


Recientemente perdí a mi madre. Llevaba ya una vida insostenible, más de 20 años en hospitales y seguía luchando. Cada vez era más delicada su situación sanitaria. Era una u otra cosa. Muchos gastos y traslados constantemente. Sin embargo, siempre salía de ella una sonrisa, un piropo, una frase de aliento, un regalo a tu día a día. Ella no era famosa ni tenía grandes títulos. Lo que sí le sobraba era fuerza y alegría por la vida. Siempre estuvo rodeada de buenos amigos y seres queridos. Probablemente por su sinceridad a la vida, a su entorno tuvo una muy buena jornada en este plano. En sus últimos momentos me dejó una última gran lección: En la vida hay que seguir luchando.


A pesar de mis horarios que han estado upsidedown, he encontrado la manera de seguir luchando. Otra realidad es que esta pandemia no tiene días, ni horarios, ni una métrica exacta de como relacionarnos, hacer negocios, reunirnos con los amigos, la familia o hacer deporte. Puedes estar trabajando en tu laptop un domingo a las 2 am o pintando tu habitación un martes a las 11 de la mañana. La realidad superó a la ficción. Por mucho.


Con estos cambios cronométricos me ha resultado muy complicado poner en orden mi agenda para seguir con la práctica del Aikido. Profesionalmente soy Freelance y creo que la mayoría de las profesiones van a seguir este “modelo” (gracias a Uber) de contratación: Freelanceo. Dentro de todo este entramado estoy tratando de resolver -igual que todo el mundo- Dónde y cuándo estar. Los trabajos se han vuelto no presenciales en su totalidad, las escuelas (para los que somos padres), la compra del súper, la hora de la comida. Todo ha cambiado y la verdad es que aún no tenemos las respuestas. Probablemente el cambio constante sea la única respuesta.


A pesar de las adversidades y del nuevo formato de normalidad, debemos ser optimistas, pero sobretodo sinceros. Debemos enfrentar los días, las semanas, los meses con sinceridad. Saber que estamos dispuestos y haciendo lo mejor que podemos, eso nos enseña el Budo. Ser sinceros con nosotros, con los demás, con la realidad.


Hay que encontrar espacios para seguir creciendo, evolucionando, avanzando. Siempre hay tiempo para todo. Te digo a ti que eres nuevo en esta forma de vida que no abandones a pesar de las cosas. Que no abandones lo que apenas empiezas. A ti que llevas muchos años en esto que lo hagas con el placer y la sorpresa del niño que apenas descubre algo. Hay que seguir practicando Aikido, aunque los horarios no te acomoden, aunque las distancias no te ajusten, aunque mi mamá ya no esté, hay que seguir practicando. Para mejorar, para hacer del mundo algo mas civilizado, para tener relaciones más sanas, mas sinceras. Como diría Lore, al final una buena vida está llena de acciones sinceras.





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