Mitigando el ego-soberbia.
Autor: Cesar Octavio Larrañaga
El Tendoryu Aikido ha resultado muy positivo para mi persona y espero que también para la otredad humana y natural que convive conmigo y mi alrededor, pese a que por el tipo de vida sistémico que al parecer tenemos que seguir para sostener nuestra existencia y sumando los proyectos de vida, responsabilidades o vida personal que tengo-soy o vivo, la constancia resulta muy compleja por momentos o temporadas. Sin embargo, insisto que me la paso muy bien y que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en estos últimos años: ser estudiante de esta disciplina o mejor enunciado, Budo de Japón. El ARTE de la PAZ con mayúsculas.
Desgraciadamente es innegable la actualidad tan convulsionada de México y el Mundo, por diversos factores que impactan de forma negativa en las personas, sociedades, ecosistemas y en sí, la diversidad biocultural, donde la idea de “civilización” o “civilizados” hoy día indica que solo es una idea y muy fugaz ¿Por qué? por múltiples factores, en particular desde mi punto de vista por un profundo temor arquetípico que tenemos y que se retroalimenta de ignorancia, provocando un intenso ego-soberbia y voracidad-competencia que nulifica la deferencia, la diversidad, la madurez, el respeto, el sentido comunitario, la apertura y lo que ahora se entienda por “humanismo”.
Pero qué tiene que ver a todo esto el Tendoryu Aikido, porque es parte del Mundo y porque, en mi particular experiencia, el Tendoryu Aikido mitiga directamente el ego-soberbia. Ese lastre que subrayo y que una gran cantidad de actividades, esparcimientos, formas de vida y sistemas alimentan al por mayor como baluarte de éxito y vida digna. Por qué estamos tan sometidos a absurdos e incongruencias personales, sociales, globales y sistémicas, porque el ego-soberbia en que nos embelesamos, cegamos y entregamos la existencia no nos permite ver, pensar y actuar más allá de un egocentrismo disfrazado de libertades y proyectos de vida. Para mí solo una farsa, un engaño que satisface y dopa la inteligencia-sensibilidad, en suma, denigra.
Por fortuna y gracias a la diversidad biocultural, hay un sinfín de actividades, disciplinas y/o aprendizajes que mitigan directamente el ego-soberbia. El Tendoryu Aikido forma parte de esta pléyade de formas, pensamientos y acciones que nos posibilitan o facultan para ser una mejor versión de nosotros mismos y descubrir cómo fortalecer la vilipendiada ética, porque podemos ser algo más allá y más consolidados que un simple y falso cúmulo de ego-soberbia. Enhorabuena Tendoryu Aikido y la escuela Seirenkan en México.
Invito porque es rotundamente falso que “el hombre es la medida de todas las cosas” un engaño más de la recurrencia al antropocentrismo, de quiénes promulgan la entronización perenne del egoísmo y el abuso, la irresponsabilidad.
Muchas gracias Tendoryu Aikido Japón-México, la paso y la seguiré pasando muy bien.
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