Todo es Uno
Hace 8 años decidí dar clases de Aikido Tendoryu y con los años descubrí que "enseñar" es "aprender dos veces".
Aikido es un arduo pero increíblemente afortunado camino, lleno de constantes paradojas y aprendizajes.
Cuando recibí la invitación de Yvonne, Daniela y Gudrun de escribir al respecto, decidí compartir, desde mi subjetiva y limitada perspectiva, lo que me hace continuar y querer aprender más cada día.
Uno de los principales problemas del mundo ha sido siempre la falta de empatía. El Ego nos hace suponer que siempre tenemos la razón y que los demás están equivocados, creyendo que somos diferentes.
A veces pienso que O'Sensei justo entendió que el problema es nuestra forma de percibir el mundo.
No hay oponente fuera.
Todo el universo está en constante movimiento con nosotros en él. Las cosas pasan todo el tiempo y las calificamos como buenas o malas: terremotos, tormentas ...
También entre las personas: crímenes, robos; y es normal sentir el deseo de rectificar muchas cosas que suceden en el mundo, pero creo que la naturaleza en sí misma necesita todas sus diversas manifestaciones, -Esto es perfección-.
Por esto, Aikido no se trata de luchar para corregir o cambiar a alguien o algo, se trata de cómo armonizar incluso con lo que encuentro complejo para armonizar. Ser uno con todo.
Sé que tal vez suene exagerado, pero creo que durante la Keiko, entrenamos para tener esa visión correcta.
Si no hacemos la técnica 100% conectada con el compañero... no es Aikido, si nos movemos solos, incluso si nuestros movimientos son perfectos ... no es Aikido.
Debemos envolver en un gran abrazo universal todo lo que nos rodea, eso es Aikido, tal vez por eso se le conoce como "El Arte de la Paz".
Espero vivir muchos más años y tener la condición para continuar practicando, aprendiendo y algún día ver todo tan Perfecto como es.